lunes, 2 de mayo de 2016

Posiciones en la defensa

Defensor central (Central)

ambién denominado zaguero central, o simplemente central (no confundir con el término marcador central). Habitualmente numerados como 4 y 5 (en Europa) o 2 y 6 (en Argentina); 3 y 4 (Brasil); 3 y 5 (Chile), dependiendo de cada país, los marcadores centrales constituyen la base de la defensa. El zaguero central juega de una forma más contenida que el mediocampista defensivo, de preferencia en línea de 4 esperando en orden el ataque rival y resguardando el área con una defensa zonal -este jugador más bien espera al rival en la última línea-. El zaguero central necesariamente no se encarga de las bandas, esa es tarea del mediocampista defensivo o del marcador de punta. Su principal orientación no es salir a marcar jugadores sino proteger las áreas en defensa zonal.
Como características esenciales el zaguero central debe ser prolijo en el quite de balones, ordenado en el juego, tener muy buen aéreo y por sobre todo correr bien la cancha. Muchas veces se juega con un defensa central que se ubica en el centro-derecha y se complementa con un mediocampista defensivo. Aquí el central tiene una función puramente defensiva, de permuta y prolijidad, debe ordenar la línea de juego y debe saber ocupar los espacios dejados en la cancha. "A diferencia de lo que ocurre en una zaga conformada por un líbero y dos mediocampistas defensivos, donde la eficacia está centrada fundamentalmente en la mecanización de funciones, los dos defensores en línea, para cumplir con su misión, requieren tomar decisiones conjuntas ante situaciones que no pueden ser ciento por ciento previstas de antemano. Porque a diferencia de los líberos y mediocampistas defensivos, la pareja de centrales no tiene como objetivo prioritario atacar al rival que lleva el balón (ya sea con marcación personal o zonal), sino que cubrir de la mejor forma el sector donde se está gestando el ataque rival (esto se entiende porque se supone que serán los laterales y el o los volantes centrales los que deben ir al choque frontal). Así, la comunicación se torna esencial entre los zagueros centrales porque uno de los dos debe salir a asistir -generalmente marcando al posible atacante receptor del balón- mientras el otro tiene que quedarse a cubrir la última zona para evitar la desprotección total ante una eventual cambio de frente de la jugada. Lograr este grado de sincronización en la dupla depende más del diálogo que de la repetición de movimientos".3

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